sábado, 12 de abril de 2014

A LA ABUELA, EN AQUELLA FIESTA INOLVIDABLE DE SUS  95

Estás más joven que nunca, una gran bendición que está muy por encima de los pequeños dolores de la edad. Esta multitud de hijos, nietos, bisnietos y tataranietos comentan: Se dice que fuiste la más hermosa de tu tiempo y nos encanta escuchar cómo fue esa gran novela de tu vida. Tienes la suficiente instrucción que te dio tu época. En el país corrió dolor y sangre, inclusive la guerra, demasiadas penas quedaron atrás, algunas bien sepultadas y otras, como la pérdida de Juan y Ofelia que siempre estarán en nuestra memoria. Cargaste toneladas de esfuerzos, partos solitarios pero fecundos, trabajos manuales y lavados rústicos. Viste nacer el sol todos los días. Con la harina que has amasado podría hacerse un banquete universal. Criaste personas ajenas. Criaste gallinas y ganado y ni siquiera a ellos dejaste que el frío amenazara con helarlos. Quince veces quedaste grávida, y pariste a nuestros padres y madres. Esa es la fiesta inolvidable e interminable a celebrar.
No sabes mucho del mundo complicado. No entiendes de política, ni de economía, ni de literatura, ni de filosofía, un poco de religión. Y lo bien que haces en no preocuparte por esas cosas de desafortunados y tristes. Heredaste palabras prácticas, un vocabulario elemental, gestos fundamentales. Con eso hiciste feliz a varias generaciones. Siempre fuiste sensible a las tragedias y desgracias que te fueron compartiendo, las bodas a las apuradas y a las informaciones de los que torcieron el rumbo.
Querida abuela. Nadie sabe si tienes grandes odios, es evidente que por motivos que sean, no te quedan ni los recuerdos ni las marcas de esas malas heridas del corazón. Nunca nos transmitiste esas cosas que pesan a lo hondo de la Vida y que a muchos no nos deja ser felices.
Vives. Y eso no es poco. Nos haces descubrir que Vivir es un hecho más importante que la edad. Vivir es seguir, vivir es continuar a pesar de todo, vivir es no dejarse morir. Nos quedan dudas si todos podemos decir lo mismo. De hambres y necesidades sabes lo que la vida te enseñó en su implacable devenir. Muchos quisiéramos superar los años con tu entereza. Tus ojos marrones, tu alegría insolente y tu mundo agraciado. Tu risa, pocos reímos con esa naturalidad.
Te tenemos delante, y quisiéramos entender este idioma que, la locura de la vida nos esconde, estamos a tiempo de aprender. Somos de tu carne y de tu sangre, pero nos falta aún consumir toda tu gran historia. Historia de éxitos invisibles. Invisibles como la valentía, la simpatía, la voluntad. Viniste a este mundo y no te has preocupado por saber qué es el mundo. Llegas a este punto, y el mundo es aún para ti lo que era cuando naciste: una interrogación, un misterio inaccesible lleno de buenas noticias. Tal vez porque tu vida siempre fue austera, casa humilde de techo simple, suelo de tierra apisonada. Solo hace pocos años pasaste a la necesaria pequeña mayor comodidad para sobrevivir al duro viaje del abuelo Fausto a la Casa del padre Dios .
Estamos hoy para apretar tu mano callosa, acariciar con nuestras manos tu rostro arrugado y tu cabello blanco.Fuiste hermosa y sigues siendo encantadora. Esa hermosura es lo más cercano al Dios de la Vida que tenemos entre nosotros.
Un homenaje de verdad se hace en vida querida abuela, no hacemos más que cumplir con nuestro deber 

Gracias por rescatar este texto, en el día en partiste a la "tierra sin males" con tus 97 tremendos años.

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