sábado, 22 de febrero de 2014

PALABRAS DE DESPEDIDA PARA ALE CRUZ 
(Misa exequial, 20/2/14)

Querido Ale. No será fácil este último momento de despedidas. Las palabras están como escondidas, nuestra perplejidad no nos deja hablar y nuestras fuerzas son muy pequeñas. Pero también es la oportunidad de decirte lo que tantos dicen desde su corazón en este momento. No es fácil despedir a un hijo. Menos aún a vos que siempre serás un hijo especial. Nadie llenará ese espacio. Y estamos todos aquí para decirte, con tu familia, tus amigos, tu grupo de jóvenes y tu Comunidad, un “gracias” muy grande por esa vida inmensa, esa gran sorpresa y ese milagro inesperado que tu vida ha sido para todos nosotros.
No será fácil retomar el día a día. Nos vas a faltar. Es impresionante cómo estallan en nuestros sentidos momentos, gestos, tus últimas palabras, tu incorruptible cariño que se ganó el corazón de tantos. Como familia nos sentimos orgullosos de haberte tenido entre nosotros. Este, tu corto paso por nuestra vida, te prometemos, nos hará mejores, nos purificará como un crisol, auyentará nuestras maldiciones y acariciará la dura herida de perderte.
Recuerdo que el domingo nos despedimos con un “ nos vemos el viernes”, como era costumbre, como ya era rutina salir con Joaquin, Carlitos, Leo, a dar una vuelta y contemplar algo de lo que esta maldita ciudad tiene de misterio y tormento, tomar unos mates en el camino, dar unas vueltas en carting, o el pool de la última vez bajo la luz del celular que quedó sin terminar.
Sabemos que tu muerte siempre tendrá un halo de misterio. Quién puede descifrar este insoportable acertijo. Pero también nos recuerda como una denuncia cuánto aún tenemos que trabajar para que haya un lugar seguro para todos. Tu muerte acompaña la interminable pasión de los pobres, acostumbrados a la muerte temprana e inocente, tu sonrisa se esfumó en la infinita oscuridad de nuestro tiempo y nuestro humilde barrio, abandonada a la buena de Dios, olvidada de los que mandan que no son más que cómplices de esta interminable tragedia cotidiana que nos envuelve.
Negrito querido, no pudimos construirte un lugar seguro, así somos esta generación quejosa que te vio crecer muchas veces con puras palabras y poco compromiso.. Tampoco es fácil ver lo duro que son las cosas con los pobres, lo fácil que se quiebra su familia, la distancia de sus primos queridos, sus dificultades para hacerse y la soledad, la larga soledad con que lamentamos a nuestros seres queridos.
Estamos aquí finalmente para llorarte, para emocionarnos con tu regreso a la casa de nuestro papá Dios, así como te lo enseñamos acá que es tu lugar, un Papá que es todo misericordia y que hará fiesta con vos mientras nos ayudás a continuar aquí.
Gracias por tu mirada franca, llena de brillos, con un encanto especial, por el dolor profundo que escondían. Gracias porque protegías a tu madre. Nadie puede superarte en la forma tierna en que decías “mamá”. Gracias por tus pocas palabras pero tus grandes gestos, sencillos, profundos, respetuosos, con cierta magia encantada. Gracias por creer en nosotros que no teníamos ninguna seguridad para darte, lo nuestro era todo sueño, resbaladizo y compartido, incierto y esperanzado. Gracias por tu representación de Jesús aquella noche de Pascua, es increíble que hoy estemos celebrando tu propia Pascua. Aquel día, aquella foto, te mostrabas resucitado, sonriente, sin palabras, sólo en imágenes, así como entendemos ese misterio. Por tu alegría de Chapadmalal o en el Siembra. Por tanto!!, gracias por toda tu generosa vida por tu sonrisa que amaremos eternamente.

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