martes, 11 de septiembre de 2018


              Carta abierta a Pilar Aquino


      Durante nuestra cansina reflexión durante el III Congreso de Teología Intercontinental en El Salvador, apareció súbitamente tu voz que fue, lejos, quien más nos sacudió de nuestro marasmo intelectual. Quisiera dar un segundo tiempo a tus reflexiones que creo urgentes, y cuando digo “urgentes” digo necesitados de ser “a martillazos” en la estantería anquilosada de nuestras instituciones.
   La cuestión femenina será siempre un deber pendiente en nuestra Iglesia. Recuerdo de aquella Carta que Casaldáliga dirigiera a Juan Pablo II en 1982 donde ya le recordaba no existen razones teológicas o filosóficas para extender en el tiempo una segregación tan inhumana y tan antievangélica. “Tradiciones culturales masculinizantes que no pueden anular la novedad del Evangelio”, escribía Don Pedro. (*) Tenemos que recoger todas las experiencias comunitarias donde la Mujer ha sido pionera en la defensa de la Vida y donde ejerce su autoridad en forma de servicio y preguntarnos qué patología nos hace pensar que es normal seguir concentrando poder en forma masculina. En las estructuras suelen estar bien diferenciados los lugares, dotes, actividades, capacidades, impidiendo que las mujeres “contaminen” los sagrados lugares del varón: los seminarios, los retiros, los ejercicios espirituales, etc. También están anuladas en grupos llamados progresistas de sacerdotes que solo las incorporan a los servicios higiénicos y nutricionales.   En el llano, en el barrio y en la mazmorra latinoamericana diseminada, hace mucho que caminamos juntos, abrazados al dolor de nuestro pueblo, como compañeros y compañeras, asistiendo, alertando, gritando, programando y celebrando. Hay tantos Padres de la Teología Latinoamericana como Madres que nos han enseñado caminos nuevos, vitales, a los que no queremos renunciar. Estos nada tienen a envidiar a los clásicos de la Patrística grecorromana. Los días en El Salvador nos llamaron a la memoria de los padres asesinados, siempre tan presentes e imprescindibles, pero lamentablemente nada se dijo de las Hermanas de Maryknoll, asesinadas apenas 9 meses después de Romero.  Hay una tendencia a sobrevalorar la masculinidad épica por sobre la propia historia, cuando está claro que fue una matanza colectiva sin precedentes en América Latina, una Iglesia que quisieron diezmar ejemplarmente y donde hubo hermanas y hermanos que dieron su vida acompañando los tormentos de su propio pueblo. Me da la impresión de que a nuestra Teología de la Liberación le falta esa audacia para adoptar el feminismo como método y lenguaje. No sólo por sus expresiones sexistas que son legítima tradición del exceso de testosterona sino por la falta de crítica al poder espasmódico de los organismos centrales de las numerosas curias del mundo donde se practican el lobbismo, el oscurantismo, la intriga y los complots de todo tipo. En este contexto, la excomunión de un sacerdote de Maryknoll, el padre Roy Bourgeois, no podrá ser justificado jamás. Estuvo 40 años en Perú entre los pobres, era quien escrachaba todos los años la Escuela de las Américas, fue eyectado por haber apoyado el sacerdocio femenino!. No hubo un solo pedófilo que haya sido excomulgado. Ese verdadero ejército de predadores que hizo tanto mal a víctimas indefensas,  todavía son comprendidos apenas como pecadores difamados! En mi país, algunos gozan de buena salud luciendo sus vestes clericales.
  La explosión de muchas décadas de abuso que abordaste tiene que ver con el mismo ADN del patriarcado. La complicidad de su cadena de mando y una cultura de tolerancia, forman el paquete explosivo que llenó de víctimas el cuerpo de la Iglesia. Es incomprensible continuar con este esquema de poder. Es impensable una depuración clerical por el simple hecho de pedir “perdones” afligidos mientras se mejora la cultura del ocultamiento y la complicidad. Temo decirte que los psicópatas no tienen cura porque no son enfermos: Son inescrupulosos delincuentes que nunca tuvieron vocación de nada y que encontraron la puerta abierta de la Iglesia para entrar y agredir a mansalva. Eso solo se puede entender desde un estilo de poder que esclaviza a las personas y los torna vulnerables a los deseos de los señores feudales. Además, la enorme confusión de confrontarlos con homosexuales desviados solo provoca más impunidad. Existe una banda de heterosexuales bien sucedidos que tocan a chicas en los confesionarios abusando de su condición de derecho de pernada.
  Finalmente, vale la pena recrear la metamorfosis de la Moral Social, típica del Jesús de Galilea a una reflexión que solo apunta al pecado sexual e individual. Esta trasmutación desvirtuó tanto la sexualidad humana hasta transformarla en albo de culpa y miedo. Los confesionarios fueron utilizados como sitios de captura de víctimas que luego pagarían eternamente con su salud mental. Es hora de devolver la belleza a la sexualidad y darle la libertad a las personas de tener la salud reproductiva más adecuada a ellxs mismxs y a sus parejas. Todos los discípulos y discípulas de Jesús debemos dejar los templos entristecidos, así como lo veía Bernanos, y volver a las calles, caminos, estradas, campamentos, a las orillas de lagos, a los barracos del mundo, a las tiendas de campaña y primerear diciendo: “felices los pobres..”(Mt 5,1) Eso nos hará un pueblo más sensible y creíble. Querida Pilar, tenenos en cuenta para esta Revolución..





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